domingo, 18 de septiembre de 2011

Ella lo mató.

Un futuro incierto, falso. Una mentira guardada en su cabeza. Se fué todo lo que esperaba, todo se fué. No por culpa suya como muchos pensaron. Alguien le ayudó, alguién que sacaría provecho de todo aquello. Todas esas ideas se esfumaron al compás del gatillo. Una bala, plomo, pólvora, atravesaron su craneo. Una leyenda que acabó siendo un cuento para adultos. Un genio con demasiados problemas, idolo de muchos.
Mi idolo.
Lucía D. Rivero para Kurt Donald Cobain.