martes, 9 de julio de 2013

El síndrome de la lupa.

Corre, pégale a algo, descarga tu rabia. Grita, llora, patalea, tienes que soltarlo. Se acerca el final, esta ahí y no puedes cambiarlo, será mejor que no te pille desprevenido. La vida tal y como la conoces no volverá a ser igual, tus amigos se irán, no quedará nadie. Ese "Te quiero, para siempre" se quedará en nada, polvo, cenizas. Se acerca el frío intenso, doloroso. Es una realidad, las realidades duelen. Nadie dijo que fuese a ser fácil, es más, siempre se dice que la vida es dura. Los caminos se separan, la gente muere, puede que veas desaparecer a muchas de las personas que quisiste en algún tiempo. Es el síndrome de la lupa. Cuando miras a través de ella, las cosas se ven grandes, nítidas y fáciles de comprender, pero el cristal es frágil y si se rompe.... todo deja de ser como era. Trozos de cristal roto, lágrimas, lluvia y sangre. Todo se traduce en dolor, y el dolor en ira. Vete buscando una forma de descargarla, porque una persona llena de ira, acaba explotando.

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