domingo, 30 de octubre de 2011


Está encerrada en una habitación llorando,  tu estás fuera y no sabes que hacer. Estás hasta los cojones de que siempre pase lo mismo por culpa de algún gilipollas,  intentas que deje de llorar pero los gritos te los llevas tu. Pasas de todo, no tienes ganas ni de hablar, intentas evadirte y al final la culpa recae sobre ti.
Lucía D. Rivero.

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